Un estudio realizado por la Universidad CES en Colombia y el Hospital Universitario San Vicente Fundación, también en aquel país, señala que la limitación de esfuerzos terapéuticos (LET), que se refiere al hecho de no iniciar o retirar un tratamiento médico a un paciente que no se beneficia clínicamente del mismo, ocurre debido a la disparidad existente entre los fines y los medios para tratar un padecimiento.
Para entrar en contexto y entender esto mejor, los objetivos de la medicina actual involucran la prevención de enfermedades, luchar contra la muerte prematura, combatir el sufrimiento causado por la enfermedad y procurar el bien morir de los pacientes. En un escenario ideal que cumpla dichas metas, los pacientes deberían siempre poder comunicarse con los médicos para tomar decisiones, situación que la mayoría de las veces no se presenta de esa forma, pues son los médicos y/o las familias quienes las toman en su lugar.
Aquí es donde entra en juego el dilema ético, pues aceptar que una enfermedad no puede controlarse a pesar de realizar un esfuerzo médico para lograrlo, y se deba tomar la decisión de suspender un tratamiento, se convierte en un acto moral que puede ser aceptable o no en la esfera social debido a diversas causas, figurando entre las principales la comunicación, las interacciones interpersonales, los niveles de conocimiento, y las diferencias culturales y/o religiosas; igual que puede ser aceptable o no el decidir previamente que la enfermedad ya no es controlable y, por tanto, no debe iniciarse ningún tratamiento.
Esta investigación buscó describir los conocimientos, las actitudes y las prácticas del personal de salud de un hospital universitario de alta complejidad, en el que a diario surgen situaciones clínicas que plantean dilemas éticos relativos a la toma de decisiones de LET.
Para realizarla, los especialistas encuestaron a 412 personas de las 1500 que laboraban en el hospital. Se les preguntó por situaciones personales y familiares que influyeran en la toma de decisiones LET, hallando que el 40% de ellas tuvo un familiar en cuidados intensivos, una quinta parte tomó decisiones LET a causa de algún familiar y una de cada diez afirmó haber tenido una enfermedad personal que lo llevó a cuidados intensivos.
Cerca de la mitad de los participantes dijo tener formación en LET, pero solo el 14.6% conocía el concepto de LET, y una cuarta parte los principios de la bioética. También se encontró que el 96% del personal de salud encuestado le preguntó a la familia del paciente su opinión sobre la LET, casi 85% realizó LET en algún paciente y solo la mitad discutió con él sobre sus expectativas frente al final de la vida. Además, al separar al personal médico por grupos de profesionales, éstos mostraron disposición a retirar los tratamientos a aquellos pacientes que se hallaban en condición irreversible.
Lo anterior confirma que la experiencia personal (referida a las creencias, los valores, la subjetividad, etc.) es un factor determinante en el tipo de atención y la forma de afrontar el cuidado de los pacientes.
En otro estudio multicéntrico realizado en 17 países europeos, se analizó la importancia de la religión y la cultura en las decisiones LET, demostrando que el decidir retirar terapias médicas en pacientes críticos fue más fácil para los médicos católicos, mientras que continuar terapias médicas en pacientes terminales se dio más entre médicos judíos, ortodoxos y musulmanes.
Estos resultados respaldan la incertidumbre que rodea a las decisiones LET, demostrando que la aproximación y los juicios en torno a un caso particular, son reflejo total de la subjetividad, así como del contexto en el que se realiza y del conocimiento que se tiene del mismo.
Vía: Académica