Ya sea por los estereotipos sociales que abundan en los medios, o por el ideal de belleza que buscan alcanzar los jóvenes, las fajas y las prendas reductoras se han convertido en una tendencia. Si bien prometen lograr una cintura pequeña, su dinámica consiste en comprimir parte del estómago, condición que resulta contraproducente para la salud.
Por mucho tiempo se ha advertido sobre el riesgo de usarlas. El Consejo Americano de Cirugía Plástica (ABCS, por sus siglas en inglés), te da tres razones por las que deberían ser tu última opción.
- El torso alberga órganos vitales —pulmones, hígado, páncreas y otros—. Cuando esta área del cuerpo se reduce extremamente, o el entrenamiento en esa parte es muy arduo, los órganos pueden dejar de funcionar correctamente. Además, existe el riesgo de daños irreversibles.
- El entrenamiento de cintura a través de estas prendas puede reducir la capacidad de los pulmones de un 30 a 60 por ciento. Asimismo, la falta de respiración o sofocamiento puede causar agotamiento, posibles desmayos, acumulación de líquido en los pulmones e inflamación. En estos casos, podrían dañarse las funciones del sistema linfático.
- El esófago, estómago e intestino, forman una conexión en el abdomen. La compresión extrema de éste puede perjudicar la digestión del cuerpo. Usar una faja reductora constantemente conlleva tanto al reflujo gástrico, como al bloqueo de la digestión.
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¿Funcionan para perder peso?
No, para perder peso se recomienda llevar una dieta saludable, así como un estilo de vida activo —ejercicio—; de hecho, estas fajas reductoras lo especifican en sus etiquetas. Las personas que se interesan en ellas deben entender que, además de los riesgos mencionados, están adquiriendo un producto que sólo brinda una apariencia temporal.
Vía: Hola Doctor