Es sabido que la desnutrición no está del todo ligada a los niños delgados o con obesidad. Es decir, una dieta carente de nutrientes puede ser parte del día a día de cualquier menor, sin importar su peso. Entonces, ¿cómo saber en qué momento se necesita un cambio?
Por lo general, aparecen señales que nos alertan sobre esto, ya sea anemia, debilidad o fatiga, problemas para dormir, entre otras. El primer paso es transformar el régimen alimenticio diario. Para ello, es necesario visitar a un especialista en nutrición, con el fin de determinar las necesidades específicas del menor.
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Afortunadamente, también puedes hacer cambios en casa. Debes ser muy persuasivo, sin exigir demasiado. Si lo haces, tu hijo sentirá tu frustración, lo que podría empeorar la situación. Mantén la calma y sé paciente. Sigue estos consejos.
- No abrumes a tu hijo con grandes porciones. Es decir, si no le gustan las verduras, una porción enorme no va a ayudar. Considera la posibilidad de servir porciones pequeñas en un plato grande.
- Si tienes éxito en las comidas, planea formas de mejorar la hora de la merienda. No dejes que tu hijo “picotee” fuera del horario programado de aperitivos y comidas.
- No obligues a tu hijo a comer, podría desatarse una batalla cada vez que sienten a la mesa.
- No sobornes a tu hijo. Existe el riesgo de que se convierta en un hábito y el menor nunca pruebe nuevos alimentos sin una recompensa.
- No satisfagas las solicitudes individuales de comida. Enfócate en servir una comida saludable, no alimentos especiales para cada miembro de la familia.
- No te estreses si tu hijo no está comiendo la cantidad suficiente de un alimento saludable. Considera que el menor decidirá la cantidad que puede manejar.
- Si las comidas se vuelven difíciles, muéstrale a tu hijo nuevos alimentos en la tienda de comestibles. Puede ser divertido mirar todas las diferentes opciones y colores.
- No prohíbas ciertos alimentos, esto puede empeorar la situación. En su lugar, limítalos.
- No uses el postre como recompensa o castigo. Si eliges servir el postre, intenta que sea parte de la comida.
- Enseña sobre comportamiento a la hora de comer. Si a tu hijo no le gusta algo, enséñale a rechazarlo con educación. Respeta su opinión después de uno o dos intentos razonables para introducir nuevos alimentos.
Vía: Family Doctor