El hambre es una necesidad básica de las personas. No consumir alimentos de forma frecuente (por lo menos tres veces al día) puede afectar severamente la salud integral. No obstante, es importante aprender a diferenciar entre el hambre emocional y la física.
Básicamente, el hambre física es la necesidad que tiene nuestro cuerpo por recibir alimento, es una señal que nos empuja a orientar nuestras acciones para conseguir un sólo objetivo: buscar y consumir comida.
Por su parte, el hambre emocional es esa sensación efímera que nos impulsa a comer cierto tipo de alimento lo antes posible. Esta se caracteriza por llevarnos a consumir comida en exceso, incluso cuando nuestro cuerpo no lo requiere, lo cual suele ocasionar un sentimiento de culpa.
Esta última también conlleva a la ingesta de alimentos para encontrar alivio ante situaciones que causan ansiedad, estrés o depresión y, aunque parezca sorprendente, para combatir el aburrimiento, de acuerdo con especialistas.
Conoce más: 4 fabulosos consejos para controlar los antojos alimenticios
Aprender a diferenciar entre estos dos tipos de hambre es fundamental para llevar buenos hábitos alimenticios, los cuales repercuten directamente en nuestra salud integral. Algunos tips para diferenciarlas son:
1 Aparición
El hambre física aparece de forma gradual, es decir, poco a poco se va sintiendo la necesidad de ingerir alimentos. Esta puede prolongarse sin problema, aunque no es algo recomendable.
Por su parte, el hambre emocional aparece de forma repentina y abrupta. Además demanda satisfacción inmediata, y puede ser saciada solamente con determinado tipo de alimentos (como postres, chocolates, cualquier alimento con azúcar o comida rápida).
2 Causas
El hambre física se produce por la simple necesidad que tiene nuestro cuerpo para comer. En cambio, la emocional es causada para ‘llenar un vacío’, o bien por una búsqueda del placer inmediato. Esta última suele aparecer en momentos de estrés, ansiedad, soledad, depresión o, por el contrario, cuando sientes euforia o felicidad.
3 Facilidad con la que son saciadas
El hambre emocional es mucho más difícil de saciar que la física. Aunque se consuman dulces o postres, el efecto tiene una corta duración y en unas pocas horas vuelve a aparecer. Esto se debe a que no es una necesidad fisiológica, sino una emocional.
4 Sensación al terminar
Cuando se consumen alimentos sólo para cubrir las necesidades básicas, el sentimiento que se tiene al terminar es simplemente de saciedad y satisfacción. Al contrario, después de comer por hambre emocional suele aparecer un sentimiento de culpa, arrepentimiento o vergüenza; ya que conduce a comer demasiado y tener atracones.
Vía: Psicología y Mente, Salud180