La adolescencia suele ser una etapa difícil para la mayoría de los jóvenes. Diversos cambios físicos, mentales y emocionales provocan que adopten conductas o realicen acciones que sacan de quicio a los padres. Sin embargo, hay razones de sobra por las que los adultos no deben ser tan duros con los adolescentes.
Para muchos, la adolescencia es sinónimo de conductas desafiantes, hábitos poco saludables, hormonas descontroladas y actitudes rebeldes. No obstante, todas estas acciones tienen una explicación lógica, resaltó una especialista.
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Sarah-Jayne Blakemore, profesora de Neurociencia Cognitiva en la University College de Londres, Inglaterra, destaca que, científicamente, existen al menos cinco razones por las que los adolescentes se comportan de la manera en que lo hacen:
1. Presión de grupo
Diversos estudios han demostrado que la gran mayoría de adolescentes no necesariamente toman más riesgos que los adultos cuando están solos. Pero esto sí sucede cuando sus amigos los observan.
Se calcula que los jóvenes toman aproximadamente el triple de riesgos cuando saben que sus amigos los están mirando.
2. Necesidad de experimentar
Lejos de lo que la mayoría de padres puede pensar, uno de los principales objetivos de la adolescencia es independizarse. Para lograrlo, “se necesita experimentar, explorar y establecerse en la jerarquía social”, expuso Blakemore.
3. Contradicción
Por un lado, los adolescentes desean ser aceptados por sus compañeros, pero al mismo tiempo están dejando atrás su infancia y distanciándose de sus padres. “Los jóvenes siempre tienen el mismo problema: cómo rebelarse y ser aceptados al mismo tiempo. Resuelven este problema desafiando a sus mayores y copiándose unos a otros”, resaltó la especialista.
4. El cerebro sigue desarrollándose
“El cerebro continúa desarrollándose desde la adolescencia e incluso hasta los 20 años”, explicó la experta. Es por ello que los cerebros de los jóvenes continúan adaptándose para poder planificar, tomar decisiones e inhibir las respuestas inapropiadas.
5. Expectativas
El mayor problema para los adolescentes podrían ser las expectativas de los adultos, indicó Blakemore. “Cuando dejan de verse como niños, la sociedad los trata de manera diferente y las expectativas de las personas sobre ellos crecen. Pero bajo la superficie, todavía están en desarrollo”, puntualizó.
Consejos
-Tener expectativas realistas (dejar que sean los propios jóvenes quienes decidan qué quieren lograr).
-Ser permisivos pero sin descuidarlos (dejarles saber que confían plenamente en ellos).
-Ayudarles a comprender la importancia de desarrollar hábitos saludables.
-Evitar los arranques de ira, castigos físicos y/o amenazas ante un comportamiento inadecuado. En su lugar, hablar tranquilamente sobre las causas y encontrar una forma de solucionar el problema.
Vía: BBC