Cuando comenzamos un nuevo régimen alimenticio, solemos dejar a un lado los postres y los dulces. Si bien es una buena idea por la cantidad de azúcar que contienen, el antojo puede llevarnos a caer en tentaciones y, por tanto, en el rebote. La buena noticia es que puedes seguir comiéndolos de manera saludable.
Para encontrar este equilibrio sólo debes utilizar la lógica y el sentido común, así como seguir algunos trucos culinarios para que las recetas sean saludables y deliciosas.
- Pesa las porciones. Tan sencillo como contar con una báscula y pesar todos los ingredientes en seco, después pesar el resultado final y calcular la cantidad de carbohidratos, proteínas y grasas que hay en la preparación.
- Usa versiones light. En vez de apostar por el queso crema entero, puedes usar la versión 0%. Lo mismo ocurre con el yogur, existen opciones 0%.
- Limita la mantequilla. Los ingredientes que se usan para aportar grasas tienen difícil sustitución, por lo que se puede apostar por versiones más saludables como el ghee o con menos monto calórico como el mascarpone. Para los más atrevidos, la mantequilla puede cambiarse por puré de lentejas o de almendras (ojo, esta opción tiene grasas igualmente).
- Cambia la harina. Existe una gran gama de opciones de harinas saludables, aunque también aportan carbohidratos (en una menor medida). También puede sustituirse una parte de la harina de la receta por proteínas en polvo.
- Evita el azúcar. Este ingrediente también cuenta con grandes sustitutos saludables, como los plátanos. Y, en ocasiones, puede obviarse, aunque esto dependerá del paladar del consumidor.
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Recuerda que en muchas preparaciones, la sustitución de unos ingredientes por otros supone un proceso de ensayo y error que puede provocar que el resultado no sea del todo el esperado. No te desesperes, se trata de experimentar y lograr tus objetivos poco a poco.
Vía: 20 minutos.es