Corazón, Diabetes, Obesidad y nutrición
Perder grasa en el abdomen puede reducir las probabilidades de padecer enfermedades del corazón, diabetes o presión alta. No obstante, a pesar del esfuerzo que hacen para bajar de peso, muchos hombres no obtienen los resultados que esperan y la «panza» sigue ahí; si este es tu caso, quizás estás cometiendo alguno de estos errores.
1. Pensar que lo resolverás exclusivamente con ejercicio
Es probable que estés convencido que podrás resolverlo en el gimnasio; si bien el ejercicio es fundamental para la salud, la realidad es que la pérdida de peso empieza por lo que te llevas a la boca.
Claro que se necesita estar activo para perder peso y no recuperarlo, pero no se puede contar sólo con el ejercicio para eliminar las calorías, especialmente si estás ingiriendo demasiadas.
2. No planificar las comidas o saltártelas
No sólo se trata de lo comes, también importan cuándo y cómo lo haces. Comer a la carrera o a diferentes horas puede arrojar señales erróneas a tu cerebro –como las que indican que tienes hambre o que estás satisfecho– y eso podría llevarte a comer de más.
Saltarte las comidas para bajar de peso también es una mala idea. Cuando dejas de comer tu metabolismo se ralentiza y el cuerpo empieza a almacenar grasa (especialmente en el abdomen).
Aunque el metabolismo se ralentiza de forma natural a medida que se envejece, comer regularmente –lo que significa desayuno, almuerzo y cena, con refrigerios saludables– ayuda a mantenerlo tan activo como sea posible. Además, es más probable que te excedas en tu próxima comida si te quedaste con hambre en primer lugar.
3. No reducir las porciones de las comidas
El control del tamaño de las porciones es clave para controlar el tamaño de tu estómago. Las tres comidas no deben ser de más de 700 calorías cada una. Por ejemplo, una taza de avena con una taza de arándanos y una cucharada de nueces hacen un gran desayuno energético.
El almuerzo y la cena deben ser de 4 a 5 onzas de carne magra o pescados ricos en omega-3, como el salmón; o con verduras y granos enteros, como quinoa o arroz integral, los cuales contiene fibra. Si eres vegetariano, asegúrate de incluir una fuente de origen vegetal de proteínas magras en cada comida como la soya.
Evita las papas fritas o galletas, en cambio, puedes comer como refrigerio una manzana y una taza de yogur griego sin grasa.
En ocasiones las personas piensan que estar a dieta significa comer menos y se imaginan con hambre, en realidad, si se cambian la carne con papas por frutas y verduras pueden comer más.
Asimismo, si se comen alimentos procesados, es fundamental revisar la etiqueta, ya que pueden tener más grasa y azúcar de lo que crees.
4. Comer porque estás estresado
Cuando te sientes ansioso es más probable que recurras a alimentos dulces o grasos. Así que si lo que quieres es aplanar el abdomen tienes que tomar medidas para controlar tus niveles de estrés.
Para lograrlo puedes hacer algunos ejercicios simples de relajación; por ejemplo, puedes tomar unos minutos, dos veces al día, para hacer respiraciones profundas.
5. Ignorar las calorías líquidas
¿Te has preguntado cuántas calorías hay en esa bebida? Es importante que revises las etiquetas o que tengas a tu lado un vaso de agua o té, asimismo, si bebes leche opta por la descremada o baja en grasa.
Es importante que si tomas alcohol sea con moderación, pues aporta calorías y cuando se bebe de más es más probable que comas más que cuando estás sobrio.
Vía: Web MD