Las infecciones por salmonella son una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque la mayoría de los casos de salmonelosis son leves, algunas veces esta afección puede llegar ser mortal. Su gravedad depende de factores propios de la persona infectada y del tipo de bacteria, indica la OMS.
Una infección por salmonella puede provocar varios síntomas desagradables, que incluyen diarrea, vómitos, calambres abdominales y fiebre, que comúnmente tiene una duración de entre 4 y 7 días.
Pese a que las enfermedades trasmitidas por los alimentos se han reducido en los últimos años, las infecciones con salmonella han aumentado, según estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
Muchos casos de salmonelosis se contraen a partir de alimentos que se comen en restaurantes, pero esta afección también puede trasmitirse a través de alimentos comunes que se compran en tiendas y se cocinan en casa.
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De acuerdo con los CDC, los alimentos que provocan la mayoría de las enfermedades por esta bacteria incluyen huevos, coles y verduras recogidas de ramas, como los tomates. Les siguen la carne de res, la leche y los jugos no pasteurizados, el pescado y la carne de ave.
Para protegerse y evitar infecciones de este tipo, los CDC recomiendan seguir las siguientes medidas de higiene:
1 Siempre cocinar completamente la carne de ave, la carne molida de res y los huevos.
2 Evitar las recetas que lleven huevos crudos, esto aplica si los huevos no cocinados son enteros o solamente se trata de la yema o de la clara.
3 Asegurarse de evitar la contaminación cruzada. Para hacerlo, se debe mantener las carnes no cocinadas separadas de los productos agrícolas, los alimentos cocinados y los que estén preparados para comer, además de usar una tabla distinta para cortarlas.
4 Limpiar adecuadamente todas las superficies y los utensilios después del contacto con la carne o las aves crudas.
5 Lavarse bien las manos después de entrar en contacto con los animales domésticos (sobre todo los reptiles, las tortugas y las aves), así como después de limpiar la caja de arena o de recoger los desechos de los perros.