De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cuidado de la salud física y mental se ha convertido en una necesidad básica para proteger el bienestar y la vida de muchas personas. Este 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, resulta un buen momento para abordar el tema y aprender a detectar las señales más comunes.
Para comprender a fondo la importancia de la prevención del suicidio, así como para hacer a un lado los mitos que giran entorno a él, te compartimos algunos puntos clave sobre este problema que, según la OMS, ha aumentado un 60% en los últimos 45 años.
Mitos vs realidad
1. Las personas que hablan sobre suicidio, no tienen intención de cometerlo.
FALSO. Quienes hablan de suicidio pueden estar pidiendo ayuda o apoyo. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un número significativo de personas que contemplan el suicidio presentan ansiedad, depresión y desesperanza.
2. El suicidio siempre es impulsivo y ocurre sin advertencia.
FALSO. A la mayoría de los suicidios le preceden signos de advertencia verbal o conductual. Si bien algunos se cometen sin advertencia previa, es sumamente importante conocer las señales de advertencia y hacer algo al respecto.
3. Las personas que intentan suicidarse quieren morir o están resueltos a acabar con sus vidas.
FALSO. La mayoría de las personas en esta situación comunican sus pensamientos a, por lo menos, una persona o llaman a una línea telefónica de crisis. Esto es prueba de la ambivalencia sobre la vida y la muerte, no de la intención irrevocable de quitarse la vida.
4. Cuando una persona da señales de mejoría o sobrevive a un intento de suicidio, está fuera de peligro.
FALSO. Uno de los momentos más peligrosos es inmediatamente después de la crisis o cuando la persona está en el hospital después del intento suicida. Es decir, el comportamiento pasado es pronóstico de un comportamiento futuro.
5. Todas las personas con trastornos mentales suelen caer en el suicidio.
FALSO. El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda, pero no necesariamente un trastorno mental. Muchas personas que viven con trastornos mentales no son afectadas por el comportamiento suicida y no todas las personas que se quitan la vida tienen un trastorno mental.
No lo olvides, la psicoeducación es tarea de todos. Si necesitas ayuda, acércate a un profesional de la salud mental o comunícaselo a familiares y amigos. Recuerda que no estás solo.