Llevar una dieta equilibrada no sólo mejora la salud física, también la energía y el bienestar general. Sin embargo, no necesitas hacer cambios drásticos de un día para otro. Aquí te dejamos cinco pasos fáciles que puedes implementar para mejorar tu dieta de manera efectiva y duradera.
1. Incrementa el consumo de frutas y verduras
Las frutas y verduras son ricas en vitaminas, minerales, y antioxidantes esenciales para el cuerpo. Intenta agregar al menos una porción en cada comida. Por ejemplo, incorpora frutas en el desayuno y como snacks, y acompaña el almuerzo y la cena con una variedad de verduras. Los colores variados aseguran una mayor diversidad de nutrientes.
2. Elige granos enteros sobre refinados
Los granos enteros, como la avena, la quinoa, el arroz integral y el pan integral, contienen más fibra y nutrientes que sus versiones refinadas. La fibra ayuda a mejorar la digestión, estabilizar los niveles de azúcar en sangre y mantener la saciedad por más tiempo. Intenta reemplazar alimentos como el pan blanco y el arroz blanco por sus versiones integrales.
3. Controla el tamaño de las porciones
Comer en exceso, incluso de alimentos saludables, puede llevar a problemas de peso y digestión. Aprende a reconocer las señales de saciedad y sirve porciones adecuadas. Puedes ayudarte usando platos más pequeños y prestando atención a cómo te sientes al comer. Comer despacio también te ayuda a disfrutar mejor de la comida y a reconocer cuando estás satisfecho.
4. Incorpora proteínas de calidad
Las proteínas son fundamentales para el mantenimiento y la reparación de los tejidos. Opta por proteínas magras como pollo, pescado, huevos y legumbres. También puedes incluir fuentes vegetales como los frijoles, lentejas y tofu, que ofrecen proteínas y fibra sin exceso de grasas saturadas. Una dieta con suficiente proteína ayuda a mantener la energía y controla el hambre.
5. Reduce el consumo de azúcares y alimentos procesados
Los azúcares y alimentos ultraprocesados pueden afectar la salud si se consumen en exceso, incrementando el riesgo de obesidad, diabetes y problemas cardíacos. Intenta reducir el consumo de refrescos, dulces, y snacks industrializados. Prefiere endulzantes naturales como frutas frescas y secas, y limita el consumo de azúcares añadidos.
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Estos cinco pasos son fáciles de seguir y pueden marcar una gran diferencia en tu salud y bienestar. Recuerda que cada pequeño cambio suma y contribuye a construir hábitos alimenticios más saludables.
Mejora tu dieta con pequeños cambios, ¡y disfruta de los beneficios que vienen con una alimentación balanceada!
Fuente: CDC