Cuando sufrimos una herida, enjuagarla con agua fría ayuda a limpiarla, pero puede no ser suficiente para prevenir la infección. El sangrado es la forma natural del cuerpo de limpiar una herida.
Por otro lado, tener demasiado sangrado no es algo que se considere saludable.
Ante ello, la Academia Americana de Médicos de Familia nos brinda algunos consejos para detener el sangrado abundante:
- Si está disponible, usa una pieza estéril o limpia de tela, gasa o tejido.
- Debes sostener el material sobre la herida, aplicando presión suavemente.
- Ten otra pieza de material limpio a la mano. Si el sangrado empapa la primera pieza, aplica una segunda que esté limpia en la parte superior, pero no quites la primera que colocaste.
- Mantén el material limpio y en su lugar durante otros 20 minutos, con una presión firme.
- Levanta la pierna o brazo sangrante por encima del nivel de tu corazón.
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Las lesiones como cortadas, golpes o raspones pueden provocar sangrado. Algunas veces, estas lesiones relativamente menores pueden sangrar mucho. Ejemplo de ello es cuando sufres una herida en el cuero cabelludo o te cortas el dedo con un cuchillo.
Asimismo, puedes sangrar más si tomas anticoagulantes o padeces un trastorno hemorrágico, como la hemofilia. El sangrado en estas personas requiere atención médica inmediata.
Recuerda que la medida más importante para el sangrado externo es aplicar presión directa. No olvides que, siguiendo los tips que te mencionamos, podrás detener la mayor parte del sangrado externo.
Vía: Health Library / Medline Plus
