La dificultad respiratoria o «falta de aliento» se caracteriza por la dificultad para respirar o por sentir una tensión intensa en el pecho. Los problemas médicos, el ejercicio vigoroso, las temperaturas extremas, la obesidad y la gran altitud pueden desencadenar dificultad para respirar, así lo indica la Clínica Mayo.
Para mantener a raya la dificultad respiratoria crónica, la Clínica Mayo sugiere lo siguiente:
- Hacer ejercicio regularmente.
- Dejar de fumar.
- Tómate el tiempo para adaptarte a los cambios en la elevación.
- Evita las temperaturas extremas.
- Evita la exposición a humos químicos y al humo de segunda mano.
- Habla con tu médico sobre qué hacer si los síntomas empeoran.
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RECUERDA: Si usas oxígeno suplementario, debes comprobar regularmente que tu equipo funcione correctamente.
La mayoría de las causas de la falta de aliento se deben a condiciones del corazón y de los pulmones. Estos órganos participan en el transporte de oxígeno a través de tu cuerpo y en la eliminación del dióxido de carbono, por lo que tener problemas con cualquiera de estos procesos afectará tu respiración.
La respiración está regulada por el cerebro y por una interacción compleja entre varios químicos presentes en la sangre y en el aire que respiramos. Los niveles de oxígeno, los niveles de dióxido de carbono y la cantidad de hemoglobina en la sangre juegan un papel importante. Si los niveles de dióxido de carbono en la sangre aumentan, el cerebro le dice al cuerpo que aumente la frecuencia respiratoria, lo que puede resultar en respiraciones más profundas o más rápidas. Esto puede llevar a una sensación de dificultad para respirar. Del mismo modo, demasiado ácido en la sangre debido a una infección, acumulación de ácido láctico u otras causas puede provocar un aumento de la frecuencia respiratoria y la sensación de falta de aire.