Las personas que son trabajadores de la salud y brindan atención médica poseen los mismos factores estresantes relacionados con la pandemia de COVID-19 que las demás personas, así lo indica la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
Sin embargo, además de estas preocupaciones, su labora conlleva desafíos adicionales, que incluyen los siguientes:
- El miedo y la incertidumbre de un mayor riesgo de infección.
- Preocuparse de que puedan llevar el coronavirus causante de COVID-19 a casa e infectar a sus seres queridos.
- Hay un suministro de equipo de protección personal (EPP) cada vez menor o inadecuado para minimizar el riesgo de infección.
- Recomendaciones siempre cambiantes de los líderes locales, médicos y expertos en salud pública, así como de los líderes políticos.
- Demandas inusualmente altas y crecientes para trabajar más horas si sus colegas se enferman o deben mantenerse en cuarentena.
- Equilibrar su compromiso de ayudar a los demás (lo que probablemente los llevó a su profesión actual en primer lugar) con un compromiso comprensible de protegerse a sí mismos y a sus seres queridos.
Finalmente, cuando las camas de la unidad de cuidados intensivos (UCI), los ventiladores o la dotación de personal resulten inadecuados para satisfacer la demanda, algunos trabajadores de la salud tendrán que tomar decisiones éticas sumamente angustiosas y difíciles sobre qué pacientes recibirán atención vital y cuáles no.
Por ello y con base en esta información, es importante valorar y tener muy en cuenta lo crucial que es el personal de salud en la actualidad para combatir la crisis mundial de COVID-19, pues son ellos los que se encuentran en el campo de batalla haciendo todo lo posible por salvar vidas, tanto ahora como siempre.