El ejercicio regular es uno de los pilares para llevar un estilo de vida saludable, pero tener una necesidad compulsiva de hacer ejercicio, en realidad, puede ser dañina.
Cuando a pesar del mal clima, la enfermedad o las lesiones no te permites un día de descanso, es posible que padezcas adicción al ejercicio, también llamada trastorno del «ejercicio compulsivo».
Según los expertos, el ejercicio compulsivo puede provocar un empeoramiento de las lesiones, pérdida de peso, aislamiento social, ansiedad y depresión.
Por lo anterior, la Fundación Nemours nos menciona estos posibles signos de un trastorno del ejercicio compulsivo:
- Negarte a perder un entrenamiento, incluso si estás cansado(a), enfermo(a) o con alguna lesión.
- Sentirte ansioso(a) o culpable cuando pierdes incluso una sola sesión de entrenamiento.
- Preocupación por el peso y el ejercicio.
- Tendencia a hacer más ejercicio después de comer mucho o perder un entrenamiento.
- Tendencia a comer mucho menos si no puedes hacer ejercicio.
- Evitar ver amigos, cumplir responsabilidades o participar en actividades divertidas para tener más tiempo para hacer ejercicio.
- Basar la autoestima en el número de entrenamientos recientes.
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Recomendaciones
Recuerda que los expertos en actividad física recomiendan, como mínimo, realizar de 30 a 60 minutos de ejercicio físico moderado a vigoroso todos los días. Superar de forma excesiva ese margen indica un problema.
Por ello, lo primero que debes hacer si sospechas que haces ejercicio de forma compulsiva es buscar ayuda. Habla con tu médico, psicólogo, tus seres queridos, tu entrenador u otra persona en quien confíes. El ejercicio compulsivo, en especial si se combina con un trastorno de la alimentación, puede ocasionar serios problemas de salud permanente y, en casos extremos, la muerte.
Así que pon atención a estos signos de alerta y acércate a un profesional de la salud.
Vía: Health Day News / Kids Health