Los viajes de larga distancia son bastante preocupantes. Pero agregarle un niño a la ecuación sólo se traduce en que los niveles de estrés, seguramente, aumentarán.
Ante ello, la Academia Americana de Pediatría sugiere cómo viajar con un niño para que sea más fácil:
- Ajusta el horario de sueño de tu hijo unos días antes de la salida para minimizar el desfase horario. Una vez que llegues, anima al niño a jugar afuera durante el día, para ayudarlo a adaptarse a la diferencia horaria.
- Presta mucha atención mientras el niño nada. Las piscinas pueden no estar equipadas con los mismos sistemas de drenaje modernos, y las playas podrían no tener salvavidas.
- Asegúrate de que tu hijo siempre use un chaleco salvavidas en un bote o lancha.
- Inspecciona cuidadosamente las áreas de alojamiento para ver si hay cables expuestos, veneno de plagas, restos de pintura o escaleras o barandales inadecuados en el balcón.
- Ten en cuenta que una cuna o patio de juego provistos por un hotel pueden no cumplir con los estándares de seguridad conocidos.
- Empaca un protector contra mosquitos al igual que un repelente si viajas a un país que alberga una enfermedad transmitida por estos insectos.
- Consulta a un pediatra para asegurarte de que tu hijo esté al día con sus vacunas.
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Finalmente, no olvides decirle a tu niño o niña que viajar es divertido, pues hará que ellos tengan en mente eso y que no pregunten todo el tiempo, ¿ya vamos a llegar, ya vamos a llegar?, que es muy común entre los peques.
Vía: Health Day News