Un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Augusta (Estados Unidos), y publicado en la revista Acta Cardiologica, encontró que los niños que tienen una disminución repentina de su frecuencia cardíaca en reposo conforme avanzan hacia la edad adulta pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardíaca más adelante en la vida.
Para su nuevo trabajo, los autores evaluaron datos de 759 participantes de raza blanca y negra en el Augusta Heart Study, que fue diseñado para evaluar el desarrollo de factores de riesgo de enfermedad cardíaca. Se les dio seguimiento a los participantes en el área de Augusta, Georgia, quienes eran niños y jóvenes sanos que tenían entre 5 y 16 años al momento de la inscripción.
Durante 21 años, la frecuencia cardíaca en reposo de los participantes se controló un mínimo de tres veces. Más de la mitad se sometieron a controles de frecuencia cardíaca ocho veces o más, alcanzando un máximo de 15 veces.
Los investigadores descubrieron que el 30% de los participantes comenzaron con una frecuencia cardíaca en reposo baja, que disminuyó relativamente rápido a medida que avanzaban hacia la edad adulta. El 45.6% comenzó con una frecuencia cardíaca moderada en reposo y tuvo una disminución moderada; y poco más del 24% comenzó con una frecuencia cardíaca en reposo alta y tuvo una disminución baja.
Las disminuciones de la frecuencia cardíaca fueron de 24.1, 19.1 y 17.4 latidos por minuto, respectivamente.
Investigaciones posteriores revelaron una asociación significativa entre una disminución más rápida de la frecuencia cardíaca en reposo desde la infancia hasta la edad adulta y un ventrículo izquierdo más grande, la principal cámara de bombeo del corazón.
Una disminución más rápida de la frecuencia cardíaca también se asoció con un mayor nivel de presión dentro de los vasos sanguíneos del cuerpo, contra los cuales el corazón tiene que bombear para distribuir sangre y oxígeno por todo el cuerpo.
Dichas asociaciones fueron más fuertes entre los participantes afroamericanos, indicó el estudio.
«Una caída inexplicable con el tiempo no es algo bueno», señaló el doctor Gaston Kapuku, autor del estudio e investigador cardiovascular del Georgia Prevention Institute.
En respuesta al bombeo continuo contra una presión arterial más alta, el ventrículo izquierdo se agranda pero se debilita, lo que eventualmente puede provocar insuficiencia cardíaca, explicaron los investigadores.
Entonces, a menos que una disminución significativa en la frecuencia cardíaca se deba a una intensa actividad aeróbica, es probable que indique que la persona posee un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y puede beneficiarse del uso de medicamentos, de un marcapasos o de la práctica de ejercicio para normalizar la frecuencia, finalizaron los autores.
Vía: Health Day News