Las radiografías, también conocidas como rayos X, son una forma de radiación electromagnética. Una máquina de este tipo envía partículas de rayos X a través del cuerpo, registrando imágenes en una computadora o en una película.

Las estructuras que son densas, como los huesos, bloquean la mayoría de las partículas de rayos, por lo que aparecen de color blanco. El metal y los medios de contraste —tintes especiales utilizados para resaltar áreas del cuerpo— también aparecen blancos. Las estructuras que contienen aire se ven negras, mientras que los músculos, la grasa y los líquidos aparecen como sombras de color gris.

¿Cómo se realizan estos exámenes?

Se realizan en una sala de radiología. Es necesario permanecer quieto, ya que el movimiento puede provocar imágenes borrosas, incluso, algunos expertos solicitan contener la respiración durante uno o dos segundos cuando se está tomando la imagen.

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¿Cuáles son los riesgos en este tipo de pruebas?

Si bien las radiografías son indoloras, algunas posiciones del cuerpo necesarias durante una radiografía pueden causar molestia por un corto tiempo.

Los rayos X se monitorean y se regulan para que el paciente reciba la cantidad mínima de exposición a la radiación que se necesita para producir la imagen. Para la mayoría de las radiografías, el riesgo de cáncer o de defectos en un bebé no nacido —en caso de mujeres embarazadas— es muy bajo.

La mayoría de los expertos opinan que los beneficios de las imágenes radiográficas apropiadas superan enormemente cualquier riesgo.

Recomendaciones

  1. Antes de la radiografía, coméntale al equipo médico si estás o puedes estar embarazada o si tienes un DIU (dispositivo intrauterino). Los niños pequeños y los fetos son más sensibles a los riesgos de los rayos.
  2. Quítate todas las joyas. El metal puede causar imágenes borrosas.

 

Fuente: MedlinePlus/ Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos