Una biopsia de hígado consiste en la inserción de una aguja entre dos de las costillas inferiores derechas para extraer una muestra de tejido hepático. La muestra de tejido se envía a un laboratorio y se examina con un microscopio para ver si hay algún problema en el hígado, así lo indica el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).

Un médico puede pedir una biopsia de hígado cuando los análisis de sangre de dicho órgano son anormales. También se requiere cuando una radiografía, una ecografía o una tomografía computarizada (TC) muestran un problema en el hígado. Además, una biopsia de hígado para encontrar la causa de la ictericia o para controlar la cirrosis, la hepatitis o el cáncer de hígado.

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Se puede realizar una biopsia de hígado para:

  • Encontrar la causa de una ictericia (piel amarillenta). Una biopsia de hígado puede detectar ciertas enfermedades hepáticas (como cirrosis), infecciones (como hepatitis) y tumores hepáticos.
  • Encontrar la causa de resultados anormales en pruebas de sangre para las enzimas aspartato aminotransferasa (AST) y alanina aminotransferasa (ALT). Tanto los niveles de ALT como los de AST permiten detectar daño hepático y pueden ayudar a confirmar la enfermedad hepática.
  • Ver qué tan inflamado o cicatrizado está el hígado por la hepatitis u otras enfermedades hepáticas.
  • Ver si existen otras afecciones hepáticas, como hemocromatosis y enfermedad de Wilson.
  • Verificar la respuesta al tratamiento de la enfermedad hepática.
  • Determinar si un medicamento, como el metotrexato, está provocando un efecto tóxico en el hígado.
  • Verificar la función de un hígado trasplantado.
  • Encontrar la causa de una fiebre inexplicable y continua.
  • Revisar una masa hepática que se encontró en una radiografía, una ecografía o una tomografía computarizada.

 

Fuente: University of Michigan Health