La radioterapia es el uso de rayos X para destruir las células cancerosas y encoger los tumores. La radiación daña las células del área tratada y detiene o ralentiza el crecimiento de las células cancerosas, así lo señala Michigan Medicine, en Estados Unidos.
La radioterapia también se usa para controlar el dolor al destruir un tumor en crecimiento que está invadiendo o interfiriendo con el tejido normal, como cuando un tumor presiona huesos, nervios u otros órganos. Esto se puede hacer aplicando radiación a una parte del cuerpo o, en casos raros, a todo el cuerpo. También es posible que te administren una inyección con un medicamento radioactivo.
Qué esperar después del tratamiento
La radioterapia puede reducir el dolor al encoger el tumor. Y para el cáncer que se ha diseminado hacia los huesos, caminar y moverse puede ser menos doloroso.
¿Qué tan bien funciona?
Está comprobado que la radioterapia puede reducir el dolor, aunque quizás se necesiten uno o más tratamientos para aliviarlo.
Riesgos
Los efectos secundarios son comunes con la radioterapia y pueden depender del área del cuerpo que reciba la radiación. Estos pueden incluir:
- Fatiga.
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- Tos o dolor en el pecho.
- Un brote de dolor que dura unos días. Esto es común en el tratamiento de tumores óseos.
Cabe mencionar que los efectos secundarios se pueden tratar con analgésicos y medicamentos contra las náuseas. Por lo general, desaparecen de 4 a 6 semanas después de que se terminan los tratamientos. Los efectos secundarios a largo plazo son poco frecuentes.
RECUERDA: Si bien la radioterapia puede no curar el cáncer que está ocasionando el dolor, sí puede reducir los síntomas y retrasar la propagación de la enfermedad.