La radioterapia es el uso de rayos X de dosis alta para destruir las células cancerosas. La radioterapia suele utilizarse para tratar cánceres como el linfoma no Hodgkin (LNH), el linfoma de Hodgkin y todos los tipos de leucemia. Asimismo, se puede usar sola o en combinación con otras opciones de tratamiento, como la quimioterapia.
La radiación se puede administrar de diferentes formas. Para el linfoma o la leucemia, la manera en la que se administra la radiación depende del tipo y la etapa del cáncer que se esté tratando.
Con radiación externa, los rayos X de una máquina se dirigen a la parte del cuerpo con cáncer. Con la radiación dirigida, los anticuerpos monoclonales se inyectan en la sangre y administran la radiación directamente sobre las células cancerosas. Esto se hace mediante la fabricación de un medicamento en el que se une una forma radiactiva de un elemento (como el yodo) a un anticuerpo monoclonal.
Con la radioterapia aplicada a todo el cuerpo, el organismo entero recibe la radiación.
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Qué esperar
Los efectos secundarios son comunes, pero estos suelen desaparecer cuando finaliza el tratamiento. Tales efectos incluyen:
- Recuento sanguíneo bajo, que puede aumentar el riesgo de infección y hemorragia.
- Fatiga.
- Enrojecimiento y picazón de la piel en el campo de radiación. La piel puede verse como si tuviera una quemadura solar grave.
- Pérdida de cabello en la zona del interior del campo de radiación.
- Náuseas, vómitos o diarrea si se irradia el vientre o la pelvis.
Si deseas saber más sobre la radioterapia para linfoma y leucemia, consulta a tu médico.