Si bien el cambio climático recibe mucha atención por sus numerosos impactos negativos en todo el mundo, es posible que no incremente las alergias entre los niños con asma.

Ejemplo de ello es un nuevo estudio publicado en la revista Annals of Allergy, Asthma and Immunology, el cual demostró que pese al cambio climático, que ha propiciado estaciones del año más largas y mayores cargas de polen, más de 5,800 niños con asma en el área de Los Ángeles no tuvieron un aumento en la sensibilización alérgica o en el diagnóstico de alergia durante un período de 15 años.

«Nos sorprendieron un poco los resultados, ya que esperábamos que hubiera un aumento en la cantidad de niños con asma que estaban sensibilizados al polen y otros alérgenos», señaló el doctor Kenny Kwong, alergólogo de Los Ángeles e investigador principal del estudio. 

«Entre el 80% y el 90% de los niños con asma tienen desencadenantes de alergias, por lo que es importante que los menores con la afección se sometan a pruebas de alergia. Tales desencadenantes pueden ocasionar brotes de asma entre los niños», agregó el experto.

Cuando el sistema inmunológico de una persona se sensibiliza a un alérgeno, probablemente desarrollará los síntomas típicos de una alergia cada vez que se exponga a ese alérgeno específico, que para otras personas será inofensivo.

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«Aunque las temperaturas y la carga de polen han aumentado, si alguien no está genéticamente predispuesto a las alergias, no es probable que esté sensibilizado a más alérgenos», indicó la doctora Lyne Scott, alergóloga y profesora asociada de pediatría en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC), así como coautora del estudio.

«La temporada de crecimiento se presenta a lo largo de todo el año en Los Ángeles, y las personas con alergias que ya están sensibilizadas al polen sufren más intensamente cuando la temporada de crecimiento es más larga o la calidad del aire no es buena», destacó Scott. «Es importante recordar que la sensibilización no equivale a la gravedad, por lo que las personas con alergias pueden experimentar peores síntomas».

El estudio dio seguimiento a 5,874 niños con asma en Los Ángeles durante 15 años, quienes se sometieron a más de 123,200 pruebas cutáneas para detectar alergias a ácaros del polvo, gatos, perros, cucarachas, polen de árboles, polen de pasto y polen de malezas. Todos los pacientes fueron diagnosticados con asma y rinitis alérgica por un especialista en asma mediante anamnesis, exploración física y espirometría cuando fue apropiado para su edad.

Los investigadores no hallaron ningún aumento en la sensibilización alérgica ni en el diagnóstico de alergia entre los niños.

 

Fuente: Health Day News