Los bebés lloran para comunicar que tienen hambre, están mojados, cansados, demasiado calientes, demasiado fríos, solos o incómodos. La mayoría de ellos llora más durante sus primeros cuatro meses de vida.
A partir de las 2 semanas de edad, tu bebé puede llorar sin motivo aparente y puede ser difícil consolarlo. Muchos bebés tienen un momento del día irritable, generalmente al final de la tarde o al anochecer, cuando están cansados y no pueden relajarse. Este llanto es una manera en la tu bebé libera la tensión que se desarrolla naturalmente a partir de un día completo de estimulación. Estos episodios pueden durar hasta 2 a 3 horas. Durante este tiempo, el bebé necesita atención adicional.
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Ten en cuenta que tu bebé puede seguir llorando sin importar cuánto lo consueles. Aunque este comportamiento es normal, puede ser muy estresante para ti, especialmente cuando ya te sientes abrumada(o). Si logras identificar un patrón, podría ayudarte a cargar y sostener a tu bebé antes del período de llanto anticipado y después de que comience. También puedes planificar una ayuda adicional. Por ejemplo, un par de veces a la semana, pídele a una amiga, amigo o pariente que venga y te reemplace durante el tiempo esperado de inquietud.
La cantidad promedio de tiempo que un bebé llora alcanza su punto máximo alrededor de las 6 semanas de edad. Los episodios de llanto se acortan a medida que el sistema nervioso de tu bebé madura y te vuelves más capaz de reconocer y satisfacer las necesidades de tu recién nacido.
Los bebés suelen llorar más cuando sienten tensión familiar o estrés y ansiedad por parte del cuidador. Habla con tu médico si te sientes ansiosa(o) por esta etapa o por otras circunstancias que estén aconteciendo en tu vida.