La terapia cognitiva conductual (TCC) es un enfoque más a corto plazo que el psicoanálisis y las terapias psicodinámicas. A menudo, sólo requiere de hasta 20 sesiones, pero puedes continuar viendo a tu terapeuta durante el tiempo que lo necesites.
Las sesiones de TCC brindan oportunidades para identificar situaciones de la vida actual que pueden estar causando o contribuyendo a diferentes condiciones de salud mental, como ansiedad o depresión. De esta forma, la TCC te permite a ti y a tu terapeuta identificar patrones de pensamiento o percepciones distorsionadas que ya no te sirven.
Esto es diferente del psicoanálisis, que implica trabajar hacia atrás a través de la historia de tu vida para descubrir una fuente inconsciente de los problemas que enfrentas.
Es posible que tu terapeuta te pida que lleves un diario como parte de la TCC. Este aporta un lugar para que registres los eventos de tu vida y tus reacciones. Tu terapeuta puede ayudarte a dividir las reacciones y los patrones de pensamiento en varias categorías de pensamientos contraproducentes (también conocidos como distorsiones cognitivas).
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Estos pueden incluir:
- Pensamientos de todo o nada: ver el mundo en términos absolutos, en blanco y negro.
- Descalificar lo positivo: rechazar las experiencias positivas insistiendo en que «no cuentan» por alguna razón.
- Reacciones negativas automáticas: tener pensamientos habituales de regaños.
- Magnificar o minimizar la importancia de un evento: darle más importancia a un evento o momento específico.
- Sobregeneralización: sacar conclusiones demasiado amplias de un solo evento.
- Personalización: tomar las cosas de manera demasiado personal o sentir que las acciones están dirigidas específicamente hacia ti.
- Filtro mental: seleccionar un solo detalle negativo y detenerse exclusivamente en él para que la visión de la realidad se oscurezca.
Tú y tu terapeuta también pueden usar el diario para ayudar a reemplazar los patrones de pensamiento o percepciones negativos por otros más constructivos. Esto se puede hacerse a través de una serie de técnicas bien practicadas, tales como:
- Aprender a manejar y modificar pensamientos y reacciones distorsionadas.
- Aprender a evaluar de manera precisa y completa las situaciones y reacciones externas o el comportamiento emocional.
- Practicar un diálogo interno preciso y equilibrado.
- Usar la autoevaluación para reflexionar y responder apropiadamente.
Puedes practicar estos métodos de afrontamiento por tu cuenta o con tu terapeuta. Asimismo, puedes practicarlos en entornos controlados en los que te enfrentes a desafíos. Puedes usar esta configuración para desarrollar tu capacidad de responder con éxito.
Fuente: Healthline