La gripe o influenza es un virus que se propaga de varias maneras. Primero, puedes contraerlo de una persona cercana a ti que tiene gripe y estornuda, tose o habla.
El virus también puede vivir en objetos inanimados de 2 a 8 horas. Si alguien con el virus toca una superficie común, como la manija de una puerta o un teclado, y tú tocas la misma superficie, podrías contraerlo.
Una vez que tengas el virus en tu mano, puede ingresar a tu cuerpo si te tocas la boca, los ojos o la nariz.
Puedes recibir una vacuna contra la gripe. Una vacuna anual contra la gripe ayuda a tu cuerpo a prepararse para la exposición al virus, pero los virus de la gripe se están transformando y cambiando. Es por eso que necesitas vacunarte contra la gripe todos los años, y especialmente mientras el COVID-19 continúe activo.
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Una vacuna contra la gripe te ayuda a activar tu sistema inmunitario para que produzca anticuerpos contra determinadas cepas de influenza. Los anticuerpos son los que previenen las infecciones.
Es posible contraer la gripe después de recibir la vacuna contra dicha afección si entras en contacto con otras cepas del virus. Incluso de esta forma, es probable que tus síntomas sean mucho menos graves que si no te hubieras vacunado en absoluto.
Esto se debe a que las diferentes cepas de influenza comparten elementos comunes (llamados protección cruzada), lo que significa que la vacuna contra la influenza también puede actuar contra ellas.
Fuente: Healthline