Alrededor de 1 de cada 8 mujeres desarrollará cáncer de mama invasivo a lo largo de su vida.
Más allá del hecho de que el ejercicio en general puede reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, incluido el cáncer de mama, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el ejercicio también reduce el nivel de ciertas hormonas (incluidas la insulina y el estrógeno) que están asociadas con el desarrollo y la progresión de esta enfermedad. Diversos estudios señalan que la actividad física después de un diagnóstico de cáncer de mama tiene una influencia potencialmente favorable en la incidencia y el resultado de dicho cáncer.
El yoga es una de esas formas de realizar ejercicio, pero es importante seguir la rutina de yoga suave y ver cómo te sientes.
Cabe destacar que el yoga no solo puede ser un ejercicio eficaz y de bajo impacto, sino que también se ha demostrado en numerosos estudios que reduce la fatiga, mejora la función física y la calidad del sueño, y contribuye a una mejor calidad de vida en general.
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Es probable que puedas y debas hacer ejercicio en todas las etapas de tu diagnóstico de cáncer: antes, durante y después de la radiación, las terapias hormonales y dirigidas, así como durante y después de la quimioterapia y la cirugía. Sin embargo, deberás analizar tu actividad física planificada con tu médico antes de emprender una nueva rutina, especialmente si recientemente te sometiste a una cirugía.
Si tienes riesgo de linfedema, debes asegurarte de que las posturas que estés haciendo sean beneficiosas y eviten riesgos. Pregúntale a tu médico si te recomendaría prendas de compresión y si es seguro comenzar a practicar yoga.
Esta actividad física puede ser reparadora y suave, y las posturas que establece se ajustan absolutamente a ese requisito, pero siempre hay complicaciones con cualquier ejercicio nuevo. Ese riesgo aumenta si estás lidiando con problemas que quizás no estés esperando o de los que no estabas al tanto. Por tal motivo, debes hablar con tu médico específicamente sobre tu práctica de yoga.
Fuente: Healthline
