La placenta es un órgano que se desarrolla en el útero durante el embarazo. Es muy importante porque provee oxígeno y nutrientes al bebé en crecimiento, al tiempo que elimina los productos de desecho de la sangre del bebé.
De acuerdo con especialistas de Mayo Clinic, la placenta se adhiere a la pared del útero y de ella surge el cordón umbilical. Existen diversos factores que pueden afectar la salud de la placenta durante el embarazo. Por ejemplo:
- Edad de la madre —algunos problemas de la placenta son más comunes en las mujeres mayores—.
- Ruptura del saco amniótico antes del trabajo de parto.
- Presión arterial alta.
- Embarazo de mellizos u otros embarazos múltiples.
- Trastornos de coagulación sanguínea.
- Cirugía de útero previa.
- Consumo de sustancias nocivas para la salud.
- Traumatismo abdominal —por ejemplo, a causa de una caída—.
Durante el embarazo, los posibles problemas de placenta incluyen desprendimiento placentario, placenta previa y placenta adherida. Te contamos más sobre estas afecciones.
- Desprendimiento de la placenta. Este trastorno puede quitarle oxígeno y nutrientes al bebé y provocar sangrados abundantes en la madre.
- Placenta previa. Esta afección ocurre cuando la placenta cubre parcial o totalmente el cuello del útero. La placenta previa es más frecuente a comienzos del embarazo y se puede solucionar a medida que el útero crece. Este trastorno puede generar un sangrado vaginal abundante durante el embarazo o el parto.
- Placenta adherida. Por lo general, la placenta se desprende de la pared uterina luego del nacimiento del bebé. Con la placenta adherida, parte de la placenta o su totalidad permanece unida al útero con firmeza.
Conoce más: Placenta previa, ¿qué es y cómo afecta al embarazo?
Es importante que acudas a revisiones médicas durante todo tu embarazo. Trabaja con un profesional de la salud para controlar cualquier afección, como la presión arterial alta.
Si has tenido un problema de placenta durante un embarazo anterior y estás planificando otro embarazo, pregunta al especialista cómo puedes reducir el riesgo de tener el trastorno nuevamente.
Fuente: Mayo Clinic