El parto es el proceso de dar a luz a un bebé. Cada parto es distinto y, desafortunadamente, a veces pueden surgir problemas, así lo advierte el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de Estados Unidos (NICHD).
Si se presentan complicaciones durante el parto o el trabajo de parto, los médicos a cargo pueden ayudar monitoreando la situación de cerca e interviniendo, según sea necesario.
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Algunas de las complicaciones más comunes incluyen las siguientes:
- Trabajo de parto que no progresa. En ocasiones, las contracciones se debilitan, el cuello uterino no se dilata lo suficiente o en el momento oportuno, o el descenso del bebé por el canal del parto no ocurre como debería. Si el trabajo de parto no progresa, un proveedor de atención médica puede darle a la mujer medicamentos para aumentar las contracciones y acelerar el trabajo de parto, o la mujer podría requerir un parto por cesárea.
- Desgarros perineales. Existe la probabilidad de que la vagina de una mujer y los tejidos circundantes se desgarren durante el proceso de parto. En ocasiones, dichos desgarros se curan por sí solos. Si el desgarro es más grave o si la mujer ha tenido una episiotomía (una incisión quirúrgica entre la vagina y el ano), su médico le ayudará a reparar el desgarro con puntos.
- Problemas con el cordón umbilical. El cordón umbilical puede quedar atrapado en un brazo o en una pierna mientras el bebé pasa por el canal de parto. Por lo general, el médico intervendrá si el cordón se enrolla alrededor del cuello del bebé, si se comprime o si se sale antes que el bebé.
- Ritmo cardíaco anormal del bebé. Muchas veces, una frecuencia cardíaca anormal durante el trabajo de parto no significa que haya un problema. Es probable que un proveedor de atención médica le pida a la mujer que cambie de posición para ayudar al bebé a que reciba un mayor flujo de sangre. En ciertos casos, como cuando los resultados de las pruebas cardíacas muestran un problema mayor, el parto debe realizarse de inmediato. En dicha situación, la mujer tal vez requiera un parto por cesárea de emergencia, o que su proveedor de atención médica le realice una episiotomía para ensanchar la abertura vaginal y facilitar el parto.
- Fuente que se rompe antes de tiempo. El trabajo de parto generalmente comienza por sí solo dentro de las 24 horas posteriores a la ruptura de la fuente de una mujer embarazada. De lo contrario, y si el embarazo está a término o casi a término, es probable que el médico induzca el parto. Si la bolsa de agua de una mujer embarazada se rompe antes de las 34 semanas de embarazo, la mujer será monitoreada en el hospital. La infección puede representar una preocupación importante si la fuente de agua de la mujer se rompe antes de tiempo y el trabajo de parto no comienza por sí solo.
- Asfixia perinatal. Es una condición que ocurre cuando el feto no recibe suficiente oxígeno en el útero, o cuando el bebé no recibe suficiente oxígeno durante el trabajo de parto, durante el parto o justo después del nacimiento.
- Distocia de hombros. Es una complicación en donde la cabeza del bebé ha salido de la vagina, pero uno de los hombros se queda atascado.
- Sangrado excesivo. Si el parto provoca desgarros en el útero, o si el útero no se contrae para expulsar la placenta, puede producirse un sangrado abundante. En todo el mundo, este tipo de sangrado es una de las principales causas de muerte materna. El NICHD ha realizado estudios para investigar el uso del medicamento misoprostol para reducir el sangrado, especialmente en entornos de escasos recursos.
RECUERDA: El parto también podría necesitar atención especializada cuando el embarazo dura más de 42 semanas, cuando la mujer tuvo una cesárea en un embarazo previo o cuando ha superado cierta edad (el riesgo de complicaciones aumenta después de los 35 años).
Fuente: National Institute of Child Health and Human Development (NICHD)