Algunas infecciones son causadas por bacterias que no pueden sobrevivir o multiplicarse en presencia de oxígeno. Tales bacterias, llamadas anaerobias, suelen vivir en el tracto gastrointestinal (GI), donde solo existe una cantidad limitada de oxígeno. Por definición, el término anaerobio o anaeróbico significa “vida sin aire”.

A continuación te describimos brevemente algunas infecciones anaerobias que suelen afectar a los niños:

-Actinomicosis (enfermedad de la mandíbula grumosa)

Es causada con mayor frecuencia por una especie de bacteria llamada Actinomyces. Generalmente ocurre en la cara y el cuello, a veces después de una infección o procedimiento dental (como una extracción dental o una cirugía bucal), o después de un traumatismo en la cara. También puede afectar otras partes del cuerpo, incluyendo el abdomen. En este caso, podría deberse a una perforación del intestino o a un traumatismo en dicha área. Se pueden formar abscesos (acumulaciones de pus) debido a estas infecciones. La actinomicosis rara vez se desarrolla en bebés y niños.

Las pruebas de laboratorio pueden confirmar la presencia de la bacteria Actinomyces. Cuando se diagnostica actinomicosis, tu médico puede tratarla con antibióticos intravenosos (p. ej., penicilina, ampicilina) durante 4 a 6 semanas, seguidos de altas dosis de antibióticos por vía oral durante algunos meses.

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-Infecciones por Bacteroides y Prevotella

Los organismos bacterianos de especies llamadas Bacteroides y Prevotella son anaeróbicos. Son organismos cuya presencia es común en la boca, el tracto GI y el tracto genital femenino. Pueden causar infecciones en diversas partes del cuerpo tanto en niños como en adultos de todas las edades. Las más comunes son las infecciones dentales, la inflamación del revestimiento abdominal (peritonitis) y los abscesos dentro del abdomen, el útero o las trompas de Falopio. En otras regiones del cuerpo, dichas bacterias han sido asociadas con infecciones crónicas del oído, infecciones profundas de la piel y abscesos pulmonares.

Los profesionales de la salud suelen recolectar muestras para realizar cultivos, que después envían a un laboratorio para identificar y confirmar los organismos responsables de la infección, determinando si se trata de especies de Bacteroides o Prevotella. Tales infecciones deben tratarse con antibióticos como clindamicina o metronidazol. En la mayoría de los casos, las bacterias son resistentes a las penicilinas. Si se ha formado un absceso, es posible que sea necesario drenarlo con una aguja o mediante cirugía.

 

Fuente: American Academy of Pediatrics