El ejercicio es una parte integral del tratamiento de la espondiloartritis, un tipo de artritis que ataca la columna y, en algunas personas, las articulaciones de brazos y piernas. Un enfoque holístico de la espondiloartritis, que trata a la persona en su totalidad, incluye ejercicio y prácticas de bienestar, siendo además el estándar de oro.
El ejercicio puede contrarrestar algunos de los impactos de la espondiloartritis, ayudándote a mantener una mayor movilidad y flexibilidad. Según muchos médicos y pacientes, el ejercicio es efectivo para controlar el dolor. De hecho, en ningún otro tipo de artritis el papel del ejercicio es tan importante.
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Se ha demostrado que el ejercicio optimiza la salud física y mental, además de que aumenta directamente la fuerza, la resistencia, el equilibrio y la flexibilidad. Algunos de los otros beneficios físicos del ejercicio incluyen mejorar la resistencia cardiovascular, reducir la presión arterial alta, aumentar el colesterol bueno (HDL), maximizar la densidad ósea, ayudar a controlar el peso y, posiblemente, incluso mejorar la respuesta a los medicamentos.
Para aquellos con espondiloartritis, el ejercicio regular puede ayudarles a mejorar la postura, la rigidez, el dolor, la fatiga, la capacidad respiratoria y, por lo tanto, la función general. Recuerda que es trabajo de tu médico controlar el dolor, la inflamación y la rigidez para que puedas mantener un programa de ejercicios saludable. Generalmente es difícil hacer ejercicio o participar en actividades físicas si el dolor persiste debido a la inflamación activa. Un buen plan de tratamiento debe incluir ejercicio/actividad física. Un fisioterapeuta puede ayudarte a diseñar un programa individualizado de estiramiento y fortalecimiento que se ajuste a tus necesidades específicas.