Aunque estas dos estrategias suelen incluirse en las «técnicas de reducción del estrés», la meditación y la respiración profunda merecen una mención específica como métodos para disminuir la presión arterial.

Tanto la meditación como la respiración profunda pueden activar el sistema nervioso parasimpático. Dicho sistema se activa cuando el cuerpo se relaja, lo que ralentiza el ritmo cardíaco y reduce la presión arterial.

Existe bastante investigación al respecto, con estudios que han demostrado que los diferentes estilos de meditación parecen tener beneficios para reducir la presión arterial.

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Las técnicas de respiración profunda también pueden ser bastante efectivas.

En un estudio reciente, las personas que practicaron la respiración diafragmática (una técnica de respiración profunda) dos veces al día durante 4 semanas experimentaron una reducción en la presión arterial sistólica y diastólica.

Una excelente manera de hacerla es probar la meditación guiada o la respiración profunda. Puedes encontrar diversas opciones en Internet  para que comiences.

En pocas palabras: tanto la meditación como la respiración profunda pueden activar el sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda a disminuir la frecuencia cardíaca y, en consecuencia, disminuir la presión arterial.

 

Fuente: Medical News Today