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La piel y el revestimiento del intestino actúan fundamentalmente como primera línea de defensa contra los alérgenos y patógenos del medio ambiente. Tanto la piel como el revestimiento del intestino están expuestos a miles de millones de microbios todos los días.

Cuando la barrera entre el mundo interior y el exterior se ve comprometida, como en el eccema, la exposición a patógenos y alérgenos puede ocasionar inflamación e irritación, junto con otros síntomas.

Lo mismo puede ocurrir en el intestino. El estreñimiento puede causar y deberse a cambios en el microbioma intestinal (la colección de bacterias y virus que viven en el tracto digestivo), así como a la inflamación e irritación en el revestimiento del intestino.

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Ambos factores pueden ocasionar cambios en la barrera epitelial del tracto digestivo, exponiendo el cuerpo a una variedad de alérgenos y patógenos. Un “intestino permeable” puede causar una inflamación generalizada en el cuerpo, incluso en la piel.

Del mismo modo, la inflamación en la piel eccemática puede extenderse por todo el cuerpo y afectar a otros órganos. Las moléculas inflamatorias y las células inmunitarias pueden circular por el torrente sanguíneo y afectar el sistema digestivo, lo que provoca una inflamación capaz de afectar la salud intestinal.

De esta manera, las señales enviadas a lo largo del eje intestino-piel son bidireccionales. Los cambios en una parte del cuerpo pueden afectar a la otra y viceversa. Esto significa que tanto la salud intestinal como la de la piel están relacionadas, y cuando algo sale mal con uno, el otro también puede verse afectado negativamente.

 

Fuente: Medical News Today