La tráquea es una estructura hueca en forma de tubo que va desde la laringe hasta los bronquios, los dos conductos que conectan la tráquea con los pulmones.

La longitud promedio de la tráquea es de aproximadamente 11.8 centímetros, y la de los hombres suele ser más larga que la de las mujeres.

Una membrana mucosa, similar a la de la cavidad nasal, recubre el interior de la tráquea. Las células de esta membrana, llamadas células caliciformes, liberan moco para ayudar a evitar que los microorganismos y los desechos entren a los pulmones.

La tráquea también está revestida por pequeñas estructuras parecidas a pelos llamadas cilios. Estos ayudan a expulsar la mucosidad que contiene desechos o patógenos fuera de la tráquea. Después, la persona traga o escupe la mucosidad.

Conoce más: 6 causas que dan lugar a daño en los nervios laríngeos

El tejido blando constituye la mayor parte de la tráquea y el cartílago brinda soporte adicional.

La tráquea corre paralela al esófago y se ubica justo delante de él. La parte posterior de la tráquea es más blanda para permitir que el esófago se expanda cuando la persona come.

Debido a su proximidad, un pequeño trozo de cartílago de la laringe cubre automáticamente la abertura de la tráquea para evitar que entre comida o bebida cuando la persona está comiendo.

Si la comida o la bebida entran en la tráquea, esto normalmente provoca que la persona tosa. Si un trozo de comida es especialmente grande, podría quedar atrapado en la tráquea y obstruir la respiración.

 

Fuente: Medical News Today