El tabaquismo pasivo en los niños se ha asociado al desarrollo de asma alérgica, sin embargo no se ha demostrado su sensibilización, por lo que se realizó un estudio para determinar esta relación.
Se cree que el humo de tabaco ambiental en los niños se relaciona con la función pulmonar y un aumento del riesgo de alergia y asma, aumentando la incidencia de asma en niños por lo menos 20%. El desarrollo de asma en las personas expuestas al humo del tabaco durante el embarazo y la primera infancia se atribuye al aumento de la sensibilidad a los alérgenos. Sin embargo, se desconocen las causas inmunológicas precisas.
Durante los últimos 15 años, la evidencia demuestra el efecto del humo del tabaco sobre la función inmune en una variedad de modelos in vitro y animales. Lo cual se ha podido asociar con la respuesta inmune y la salud respiratoria en los niños.
El tabaquismo pasivo se asoció a incremento en los niveles de IgE total, IgE específica y positividad en las pruebas cutáneas, sobretodo en pacientes menores de 7 años, siendo crucial la exposición entre los 3 y 4 años que es cuando se desarrolla una principal sensibilización.
El período de exposición puede ser importante, especialmente en relación con la exposición durante el embarazo y la infancia. Aunque la exposición prenatal al humo de tabaco es crucial para el desarrollo de la sensibilización alérgica. También es importante la cantidad de horas sometidos al tabaquismo pasivo, poniendo más en riesgo a los niños de menor edad ya que en muchos de los casos los niños preescolares pasan menos tiempo en casa por el ingreso a la escuela.
Vía: Archives of Disease in Childhood, 2014.