La toxicidad por cobre puede resultar de la exposición a niveles elevados de cobre a través de alimentos y agua contaminados. Los síntomas de esta afección incluyen diarrea, dolores de cabeza y, en casos graves, insuficiencia renal.
Ciertos trastornos genéticos, como la enfermedad de Wilson, también pueden provocar toxicidad por cobre.
Las personas rara vez desarrollan este tipo de toxicidad. Sin embargo, puede presentarse cuando una persona ingiere altos niveles de la sustancia a partir de las fuentes que mencionamos al principio.
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De acuerdo con diversas agencias sanitarias, las industrias liberaron aproximadamente 635 millones de kilos de cobre al medio ambiente en el año 2000.
El agua del grifo que corre por tuberías de cobre o grifos de latón puede absorber partículas de cobre, especialmente si dichas piezas han sufrido corrosión. Los desechos agrícolas e industriales también pueden verterse en depósitos públicos, contaminando el agua potable.
Los expertos recomiendan lavar los sistemas de agua domésticos contaminados con cobre antes de beber o cocinar con agua. Asimismo, sugieren dejar correr agua por cada grifo durante al menos 15 segundos si este no se utiliza durante seis horas o más.
Fuente: Medical News Today