Las personas con Alzheimer y otras formas de demencia suelen dormir durante períodos prolongados y es posible que requieran dormir durante el día.
Conforme avanza el Alzheimer, este ocasiona una cantidad cada vez mayor de daño al cerebro y el individuo se debilita. Quienes lo padecen pueden sentirse agotados después de las tareas cotidianas, como comunicarse, comer o tratar de darle sentido al mundo que los rodea. Tales personas pueden dormir más durante el día a medida que los síntomas empeoran.
Asimismo, los medicamentos que los médicos recetan para tratar el Alzheimer pueden contribuir a la somnolencia. Estos pueden incluir antipsicóticos, antidepresivos, antihistamínicos y pastillas para dormir.
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Con base en lo anterior, algunos de los desafíos que plantea el Alzheimer pueden provocar que una persona tenga una calidad de sueño reducida, lo que, a su vez, puede empeorar otros síntomas del Alzheimer. Por ejemplo, la falta de sueño puede incrementar los delirios, la inquietud y la deambulación, lo que hace que dormir sea más difícil.
Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para comunicar a sus cuidadores que algo anda mal. Por ejemplo, es posible que no puedan decirle a alguien que están sintiendo dolor. En este caso, el dolor puede afectar el sueño.
Tener suficiente sueño profundo y sueño con movimientos oculares rápidos (REM) es necesario para preservar la memoria, y la pérdida de memoria es el principal síntoma del Alzheimer. Esto significa que las personas con Alzheimer experimentan menos sueño profundo y menos sueño REM de manera progresiva.
Otros efectos potenciales del Alzheimer sobre el sueño incluyen disminución de la actividad física y pasar menos tiempo bajo la luz solar natural.
Fuente: Medical News Today