La cafeína es un vasoconstrictor, lo que significa que disminuye el tamaño de los vasos sanguíneos y puede aumentar la presión arterial. Esta ejerce sus efectos interactuando con diferentes receptores del cerebro. Los expertos creen que otros compuestos del café, como los antioxidantes, brindan un efecto protector sobre los vasos sanguíneos.
En cuanto a las personas con hipertensión, una revisión del año 2017 concluyó que quienes padecen dicha afección deben tener cierta precaución al beber café, pero no es necesario que lo eviten.
La revisión descubrió que, aunque había reportes más antiguos sobre un vínculo entre el consumo de café y la hipertensión, estudios más recientes hallaron que beber de 3 a 4 tazas al día tenía un efecto neutral o beneficioso.
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Un estudio del año 2016 que evaluó a 40 personas sanas que bebían café habitualmente encontró que todos los tipos de café aumentaban la presión arterial, pero los niveles se mantenían dentro de rangos saludables.
El aumento de la presión arterial fue temporal pero todavía se podía medir 3 horas después del consumo.
Algunas investigaciones sugieren que la cantidad de café que bebe una persona determina sus efectos sobre la presión arterial.
Un estudio del año 2015 reveló un aumento de la presión arterial sistólica solo en personas que no consumían café con frecuencia. Otra revisión descubrió que el consumo habitual de café de más de 3 tazas al día no aumentaba el riesgo de hipertensión. No obstante, hubo un riesgo ligeramente elevado asociado con 1 a 3 tazas al día.
Fuente: Medical News Today