Generalmente, las vacunas pueden clasificarse como vacunas vivas/atenuadas o vacunas inactivadas (o muertas). Una vacuna inactivada es aquella que utiliza un virus o una bacteria muerta para estimular el sistema inmunológico y proteger al cuerpo contra infecciones. Debido a que la bacteria o el virus están muertos, no pueden replicarse ni causar enfermedades.
Aunque las vacunas inactivadas tienen los mismos objetivos que las vacunas vivas (es decir, generar inmunidad, lo que incluye anticuerpos que combaten enfermedades), pueden inducir una respuesta menos sólida y suelen requerir múltiples dosis y/o inyecciones de refuerzo para lograr una protección adecuada.
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Existen 85 vacunas únicas y combinadas aprobadas para su uso por las agencias sanitarias. Entre ellas se encuentran las muchas vacunas inactivadas, también conocidas como vacunas enteras, que protegen contra las siguientes enfermedades:
- Hepatitis A (administrada mediante inyección en dos dosis)
- Influenza (administrada anualmente como vacuna contra la gripe)
- Encefalitis japonesa (administrada mediante inyección en dos dosis)
- Polio (administrada mediante inyección en cuatro dosis para niños y generalmente no administrada a adultos a menos que no la hayan contraído durante la infancia)
- Rabia (administrada mediante inyección en tres dosis)
- Tifoidea (administrada en una sola inyección antes de viajar a una región endémica)
Fuente: Very Well Health