Existen tres niveles de trastorno del espectro autista (TEA) que han sido descritos por los expertos en el área. Dichos niveles replican etiquetas de funcionamiento (funcionamiento bajo versus alto), ya que no toman en cuenta a las personas que exhiben rasgos asociados con múltiples niveles diariamente, ni a las personas que fluctúan entre niveles día a día.
Entonces, cada persona con un diagnóstico de autismo se etiqueta con nivel 1, nivel 2 o nivel 3 de TEA, dependiendo de cuán incompatibles sean sus rasgos con las expectativas neurotípicas y cuánto apoyo requieran en su vida diaria.
Los tres niveles de TEA ayudan a los proveedores de atención médica a prescribir terapias apropiadas basadas en las necesidades únicas de una persona. Tales terapias pueden ayudar a la persona con TEA a aprovechar al máximo sus fortalezas y mejorar sus habilidades sociales, lingüísticas y ocupacionales.
Es importante tomar en cuenta que los rasgos y experiencias reales de las personas con autismo no son tan claros como los presentes en estos niveles. Muchas personas con TEA poseen una amplia combinación de rasgos asociados con múltiples niveles, por lo que estas clasificaciones no son útiles fuera de contextos médicos. Cabe destacar que etiquetar a una persona con autismo como de un nivel social y verla únicamente a través de la lente de estas clasificaciones puede provocar negligencia, potencial obstaculizado y malentendidos dañinos.
Fuente: Very Well Health