¿Sólo lavas una o dos veces por semana tu botella de agua, o incluso menos? Si es así es momento de cambiar las cosas, pues de acuerdo con los expertos, incluso uno o dos días sin lavarla puede fomentar el crecimiento de gérmenes nocivos para la salud en una botella de agua promedio.

Si no se limpia lo suficiente la botella, se puede producir una acumulación de gérmenes. Es posible que tengas náuseas, malestar estomacal y dolores de cabeza. También existe la posibilidad de que muestres síntomas de alergia, como estornudos, si hay moho.

Los especialistas aconsejan, en primer lugar, elegir el tipo correcto de botella. El metal o el vidrio le ganan al plástico, ya que este último puede desarrollar pequeñas grietas que se convierten en refugio para los gérmenes.

Elige botellas con boca más grande, pues son mucho más fáciles de limpiar; y aquellas con popotes incorporados funcionan mejor. Un estudio reveló que contenían menos bacterias, y se descubrió que las botellas con tapa deslizante albergan la mayor cantidad de gérmenes.

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Aunque no todos los gérmenes son dañinos, podrías enfermarte en algún momento si continúas expuesto(a) a muchos de ellos.

Por lo anterior, debes desarrollar la limpieza regular como un hábito para mantener segura tu botella de agua. Limpiar la boquilla con una toalla de papel después de su uso es un buen primer paso, ya que puede frenar el crecimiento de los gérmenes.

En cuanto al lavado, lo ideal es limpiarla después de cada uso. El lavado de botella puede realizarse a mano o en un lavavajillas (utilizando el ciclo de agua caliente). El lavado también debe incluir siempre a los popotes reutilizables.

Si lavas la botella a mano, lávate las manos primero. Separa todas las partes de la botella de agua y luego lávalas con una solución limpiadora y agua, usando un cepillo limpio si es posible. Seca la botella de agua al aire y asegúrate de que permanezca seca entre usos.

 

Fuente: Health Day