De acuerdo con los expertos en el ramo, el porcentaje de niños afectados por la obesidad se ha triplicado desde la década de 1970. Existen dos explicaciones simples para el aumento de la obesidad infantil: demasiadas calorías y muy poca actividad física.

Entre algunos de los factores clave que contribuyen a dicha problemática se encuentran los siguientes:

  1. Hábitos alimentarios familiares
  2. Dietas altas en calorías y grasas
  3. Tamaños de porciones grandes
  4. Comida rápida, comida preparada o golosinas frecuentes
  5. Comer alimentos procesados ​​(como productos horneados, comidas para microondas y pizzas)
  6. Beber refrescos y bebidas azucaradas
  7. Un estilo de vida sedentario (como pasar mucho tiempo viendo televisión/dispositivos móviles o jugando videojuegos)
  8. Estrés familiar o personal
  9. Aburrimiento

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RECUERDA: Los factores antes mencionados incrementan el riesgo de obesidad infantil. Por ello, establecer objetivos realistas de pérdida de peso es un problema común. En lugar de perder kilos, un buen primer objetivo podría ser simplemente dejar de aumentar de peso. Si tu hijo(a) alcanza ese objetivo después de unos meses, podrá modificar su dieta y su nivel de actividad para comenzar a perder peso.

 

Fuente: Very Well Health