El estrés no sólo afecta nuestra mente y emociones, también tiene un impacto significativo en nuestra salud gastrointestinal. Cuando estamos bajo estrés, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios fisiológicos que pueden perturbar el funcionamiento normal del tracto digestivo.
A continuación, exploramos cinco razones clave por las que el estrés puede afectar negativamente la salud gastrointestinal.
- Alteración de la motilidad intestinal. El estrés puede cambiar la velocidad con la que los alimentos se mueven a través del tracto digestivo. Esto puede provocar síntomas como diarrea o estreñimiento, dependiendo de si la motilidad intestinal se acelera o se ralentiza.
- Aumento de la acidez estomacal. Cuando estás estresado, tu cuerpo puede producir más ácido estomacal, lo que puede llevar a síntomas de reflujo ácido y gastritis. El exceso de ácido puede irritar el revestimiento del estómago y el esófago, causando dolor y malestar.
- Cambios en la microbiota intestinal. El estrés crónico puede alterar el equilibrio de las bacterias en el intestino. Una microbiota desequilibrada puede contribuir a problemas digestivos como el síndrome del intestino irritable (SII), inflamación y una menor capacidad de absorción de nutrientes.
- Contracciones musculares y espasmos. El estrés puede causar contracciones musculares en el tracto gastrointestinal, lo que puede provocar dolor abdominal y espasmos. Estos espasmos pueden ser especialmente problemáticos en personas con condiciones preexistentes como el SII.
- Inflamación y respuesta inmune. El estrés crónico puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo, que incluye el sistema gastrointestinal. La inflamación puede dañar el revestimiento intestinal y contribuir al desarrollo de enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
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Reducir el estrés a través de técnicas de relajación, ejercicio regular y una dieta equilibrada puede ayudar a mejorar la salud gastrointestinal y reducir los síntomas asociados con el estrés. Ante cualquier duda, visita a un profesional de la salud.
Fuente: Mayo Clinic