El síndrome de la persona rígida (SPR), también conocido como síndrome de Stiff-Person, es una rara enfermedad neurológica que se caracteriza por rigidez muscular fluctuante en el tronco y los miembros, junto con espasmos musculares dolorosos. Esta condición afecta a una de cada millón de personas y, aunque su etiología exacta no se comprende completamente, se cree que tiene una base autoinmune.

Causas del síndrome de la persona rígida

1. Autoinmunidad

La mayoría de los casos de SPR están relacionados con una disfunción del sistema inmunológico. En particular, se ha encontrado que muchos pacientes con SPR tienen anticuerpos contra la enzima ácido glutámico descarboxilasa (GAD), que desempeña un papel crucial en la síntesis del neurotransmisor inhibidor GABA (ácido gamma-aminobutírico). La reducción de GABA puede llevar a un aumento de la excitabilidad neuronal, lo que resulta en rigidez muscular y espasmos.

2. Factores genéticos

Aunque SPR no es una enfermedad hereditaria en el sentido tradicional, la predisposición genética puede jugar un papel en su desarrollo. Las investigaciones han sugerido que ciertos alelos del complejo mayor de histocompatibilidad (HLA) pueden aumentar la susceptibilidad a esta enfermedad. La asociación más fuerte se ha encontrado con el alelo HLA-DRB1.

3. Trastornos asociados

El SPR se asocia frecuentemente con otras enfermedades autoinmunes, como la diabetes mellitus tipo 1, la tiroiditis de Hashimoto, y la anemia perniciosa. Esta comorbilidad sugiere que las personas con una predisposición a desarrollar enfermedades autoinmunes pueden estar en mayor riesgo de desarrollar SPR.

4. Factores ambientales

Aunque la investigación sobre los factores ambientales en el desarrollo del SPR es limitada, se especula que infecciones virales u otros desencadenantes ambientales podrían iniciar la respuesta autoinmune en individuos predispuestos. Sin embargo, hasta la fecha, no hay evidencia concluyente que respalde esta hipótesis.

5. Estrés y trauma

Algunos estudios sugieren que el estrés y los traumas físicos o emocionales pueden exacerbar los síntomas del SPR, aunque no se consideran causas directas. Estos factores pueden desencadenar o agravar los espasmos musculares y la rigidez en personas ya diagnosticadas con SPR.

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Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de SPR es complejo y requiere una combinación de evaluación clínica, pruebas de laboratorio y estudios neurofisiológicos. La presencia de anticuerpos anti-GAD en el suero es un indicativo importante, aunque no todos los pacientes los presentan. Además, las pruebas electromiográficas pueden revelar una actividad muscular continua, característica de esta enfermedad.

El tratamiento del SPR generalmente incluye:

  • Medicamentos. Los fármacos que aumentan los niveles de GABA, como las benzodiacepinas y el baclofeno, pueden ayudar a reducir la rigidez y los espasmos. Los inmunosupresores y los tratamientos con inmunoglobulinas intravenosas también pueden ser efectivos.
  • Terapia Física. La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden mejorar la movilidad y reducir la rigidez muscular.
  • Apoyo Psicológico. Dado el impacto emocional y psicológico de vivir con una enfermedad crónica y debilitante, el apoyo psicológico es esencial para la calidad de vida de los pacientes.

Recuerda que el diagnóstico temprano y un enfoque de tratamiento multidisciplinario son cruciales para manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes con SPR.

 

Fuente: NIH