La terapia cognitiva, comúnmente conocida como la terapia cognitivo-conductual (TCC), tiene como objetivo ayudar a las personas a identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos. Y a pesar de que no funciona para todas las personas con depresión, los datos se han ido acumulando en su favor. «La TCC es una de las historias de éxito claros en la psicoterapia», comenta Hofmann, psicólogo de la Universidad de Boston, en Massachusetts.
Los fármacos antidepresivos suelen ser el tratamiento de primera línea para la depresión. Ellos son vistos como una forma rápida, y solución de bajo costo; pero los ensayos clínicos revelan que sólo el 22-40% de los pacientes logran salir de la depresión con medicamentos por sí solos. Aunque hay varios enfoques para la psicoterapia, la TCC es la más estudiada; ya que entre el 42% y el 66% de los pacientes ya no cumple con los criterios para la depresión después de la terapia.
Pero nadie sabe exactamente cómo TCC ayuda. La depresión es un trastorno complejo que se manifiesta de muchas maneras diferentes, y la TCC es multifacético, que involucra una serie de sesiones individualizadas. Últimas investigaciones han demostrado que ganando nuevas habilidades de afrontamiento cognitivo se correlaciona con una mejoría en los síntomas depresivos, incluso si las creencias negativas permanecen. Y una vez que las personas han aprendido estas habilidades, pueden utilizarlas para el resto de sus vidas, lo que puede explicar por qué los beneficios de la TCC duran incluso después de finalizado el tratamiento, algo que no ha demostrado ser cierto para antidepresivos.
Vía: Nature
