El enfisema pulmonar es una enfermedad crónica del pulmón que forma parte de un grupo de enfermedades conocidas como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Esta condición se caracteriza por la destrucción gradual de los alvéolos, los pequeños sacos de aire en los pulmones donde se lleva a cabo el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.

A medida que los alvéolos se dañan, se forman espacios de aire grandes y anormales en los pulmones, lo que reduce la superficie disponible para el intercambio de gases y dificulta la respiración.

Causas del enfisema pulmonar

Las principales causas del enfisema pulmonar incluyen:

  1. Tabaquismo. Es la causa más común y principal. Las sustancias químicas presentes en el humo del tabaco dañan los alvéolos y las vías respiratorias.
  2. Exposición a contaminantes. La exposición prolongada a contaminantes ambientales como polvo, productos químicos y gases industriales puede contribuir al desarrollo del enfisema.
  3. Factores genéticos. Aunque es menos común, algunas personas pueden tener una predisposición genética al enfisema, como en el caso de la deficiencia de alfa-1 antitripsina, una proteína que protege los pulmones.

Síntomas del enfisema pulmonar

Los síntomas del enfisema pulmonar suelen desarrollarse gradualmente y pueden no ser evidentes hasta que el daño pulmonar es significativo. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Dificultad para respirar (disnea). La dificultad para respirar, especialmente durante la actividad física, es uno de los primeros síntomas del enfisema. A medida que la enfermedad progresa, la disnea puede ocurrir incluso en reposo.
  • Tos crónica. Una tos persistente, a menudo con producción de esputo (mucosidad), es común en personas con enfisema. La tos puede ser peor por la mañana y puede estar acompañada de sibilancias.
  • Sibilancias. Las sibilancias son sonidos silbantes que se producen al respirar debido a la obstrucción de las vías respiratorias.
  • Pérdida de peso. La pérdida de peso involuntaria puede ocurrir en personas con enfisema avanzado debido al aumento del esfuerzo para respirar y la disminución del apetito.
  • Fatiga. La fatiga es común en personas con enfisema debido a la dificultad para respirar y la disminución de los niveles de oxígeno en la sangre.
  • Infecciones respiratorias frecuentes. Las personas con enfisema son más susceptibles a infecciones respiratorias como la bronquitis y la neumonía.
  • Labios o uñas azulados (cianosis). En casos avanzados de enfisema, los niveles de oxígeno en la sangre pueden ser tan bajos que causan una coloración azulada en los labios o las uñas.
  • Pecho en tonel. En personas con enfisema avanzado, el tórax puede tomar una forma redondeada y expandida, conocida como «pecho en tonel», debido al atrapamiento de aire en los pulmones.

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Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico del enfisema pulmonar generalmente incluye una combinación de historial clínico, examen físico y pruebas de función pulmonar, como la espirometría. Las imágenes del tórax, como radiografías y tomografías computarizadas (TC), también pueden ser útiles para evaluar el grado de daño pulmonar.

El tratamiento del enfisema pulmonar se centra en aliviar los síntomas, mejorar la calidad de vida y ralentizar la progresión de la enfermedad. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Dejar de fumar. Es la medida más importante para prevenir la progresión del enfisema.
  • Medicamentos broncodilatadores. Ayudan a relajar y abrir las vías respiratorias.
  • Terapia con oxígeno. Para personas con niveles bajos de oxígeno en la sangre.
  • Rehabilitación pulmonar: Programas de ejercicio y educación para mejorar la capacidad pulmonar y la calidad de vida.
  • Vacunas. Para prevenir infecciones respiratorias como la gripe y la neumonía.
  • Cirugía. En casos graves, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos como la reducción del volumen pulmonar o el trasplante de pulmón.

El enfisema pulmonar es una enfermedad crónica que afecta la capacidad respiratoria y la calidad de vida. Reconocer los síntomas tempranos y buscar tratamiento adecuado puede ayudar a controlar la enfermedad y mejorar el bienestar general. 

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos