Cuando estás embarazada, no puedes usar los mismos medicamentos que tomabas antes de estarlo, debido a la preocupación de que estas medicinas puedan afectar al bebé.
Con base en lo anterior y si sufres de estreñimiento, no existen muchos datos referentes a la seguridad sobre el uso de laxantes para facilitar las deposiciones durante el embarazo.
Sin embargo, algunos tratamientos que no parecen estar asociados con efectos secundarios adversos incluyen los siguientes:
- Agentes formadores de volumen, que son sustancias —como psyllium, policarbófilo cálcico y metilcelulosa— que aumentan el volumen del contenido intestinal para promover la evacuación (aunque estos pueden causar gases, calambres e hinchazón en algunas mujeres embarazadas).
- Laxantes lubricantes, como aceite mineral.
- Ablandadores de heces, como docusato de sodio.
En ocasiones, los laxantes pueden provocar desequilibrios de electrolitos, que a su vez pueden hacer que te sientas enferma y afectar potencialmente la salud de tu bebé.
Por tal razón, es fundamental que no tomes dichos medicamentos hasta haberlo consultado con tu médico y pruebes técnicas de estilo de vida, como ingerir más fibra, más agua y realizar más actividad física (si la toleras).
Fuente: Healthline