Un electroencefalograma (EEG) es un registro de la actividad cerebral.

Durante esta prueba indolora, se colocan pequeños sensores en el cuero cabelludo para captar las señales eléctricas producidas por el cerebro.

Tales señales son registradas por una máquina y analizadas por un médico.

El procedimiento de EEG generalmente lo realiza un especialista altamente capacitado, llamado neurofisiólogo clínico, durante una breve visita al hospital.

Un EEG se puede aprovechar para ayudar a diagnosticar y controlar una serie de condiciones que afectan al cerebro.

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Puede ayudar a identificar la causa de ciertos síntomas, como convulsiones o problemas de memoria, o averiguar más sobre una afección que ya te hayan diagnosticado.

El uso principal de un EEG es detectar e investigar la epilepsia, una afección que causa convulsiones repetidas. Un EEG ayudará a tu médico a identificar el tipo de epilepsia que tú o tu ser querido padezcan, qué puede estar desencadenando sus convulsiones y cuál es la mejor manera de tratarlo.

Con menor frecuencia, se puede utilizar un EEG para investigar otros problemas, como por ejemplo:

  • Demencia
  • Lesiones en la cabeza y conmociones cerebrales
  • Tumores cerebrales
  • Encefalitis (inflamación del cerebro)
  • Trastornos del sueño, como la apnea del sueño

 

Fuente: NHS