Cada año, cuando el clima se vuelve frío como lo ha hecho en estos últimos días, muchas personas se quejan de que sus cutículas (la piel que rodea la base de sus uñas) se secan y agrietan, causando que tengan un aspecto desagradable, pero ¿pueden realmente dañar tu salud?
Las cutículas son algo delicadas y pueden dañarse cuando las mordemos o las cortamos, lo que favorece la aparición de grietas y deshilachamientos. Cuando las bacterias entran en esta piel rota, pueden producir una infección de las uñas conocida como paroniquia, lo que provoca una zona roja, hinchada y dolorosa alrededor de la uña. Si la infección no se trata, la salud de las uñas puede verse afectada. Las uñas pueden crecer de forma anormal, volverse amarillas o verdes, desarrollar crestas e incluso caerse.
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Las infecciones leves de las uñas se pueden tratar en casa sumergiendo la zona de la uña infectada en agua tibia durante unos 15 minutos varias veces al día. Si los síntomas no mejoran, consulta a tu médico, ya que es posible que sea necesario drenar la infección con un pequeño corte o que requieras antibióticos para curarla.
Fuente: Harvard Medical School