El estrés activa la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo. Libera una oleada de neurotransmisores y hormonas como la adrenalina y el cortisol que nos ponen en alerta máxima, lo que aumenta la frecuencia cardíaca, acelera la respiración y produce tensión en los músculos. La respuesta al estrés brinda la explosión de energía que necesitamos para luchar contra una amenaza o huir a un lugar seguro.
Lamentablemente, percibimos muchas situaciones cotidianas como una amenaza para la vida, incluso si no lo son. Estas reacciones desencadenan nuestra respuesta de lucha o huida y hacen que los niveles de estrés se eleven.
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Existen muchos tipos de desencadenantes del estrés, pero a continuación te mencionamos los más comunes:
- Problemas financieros
- Demasiadas responsabilidades
- No disfrutar de tu trabajo
- Trabajar muchas horas
- Enfrentar acoso en el trabajo o en la escuela
- Perder tu trabajo
- Muerte de un ser querido
- Terminar una relación
- Lesión
- Sentirte culpable por tus acciones o por tu falta de acción
- Ser víctima de un delito
- Presenciar o sufrir violencia
- Encontrar recordatorios de experiencias traumáticas pasadas
RECUERDA: Si experimentas estrés en tu vida y no has podido abordarlo por tu cuenta, acude con un profesional de la salud mental.
Fuente: Harvard Medical School