Lo que comes no sólo afecta tu cuerpo, también tu mente. La relación entre la alimentación y el estado de ánimo es compleja, pero investigaciones sugieren que ciertos nutrientes y patrones alimenticios pueden influir en cómo te sientes a lo largo del día.
El papel de los nutrientes
- Carbohidratos complejos. Ayudan a aumentar los niveles de serotonina, un neurotransmisor que regula el bienestar emocional. Alimentos como avena, legumbres y granos integrales son buenas opciones.
- Ácidos grasos omega-3. Presentes en pescados grasos, nueces y semillas de chía, estos nutrientes tienen propiedades antiinflamatorias que pueden reducir los síntomas de depresión.
- Vitaminas del grupo B. Nutrientes como el ácido fólico y la vitamina B12, encontrados en vegetales de hoja verde, huevos y productos lácteos, son esenciales para la función cerebral y el equilibrio emocional.
- Triptofano. Este aminoácido, presente en alimentos como pavo, plátanos y chocolate negro, es precursor de la serotonina y puede mejorar el estado de ánimo.
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¿Qué alimentos evitar?
- Azúcares refinados. Los picos y caídas en los niveles de glucosa pueden generar irritabilidad y fatiga.
- Comidas ultraprocesadas. Suelen ser bajas en nutrientes esenciales y altas en grasas trans, que contribuyen a la inflamación, asociada a problemas de salud mental.
¿Cómo influye la microbiota?
El intestino es conocido como el “segundo cerebro” debido a su conexión con el sistema nervioso central. Una dieta rica en fibra, probióticos (como el yogur) y prebióticos (como el ajo y la cebolla) favorece una microbiota saludable, que a su vez mejora la comunicación entre el intestino y el cerebro, influyendo en el estado de ánimo.
Hábitos para una mejor salud emocional
- Opta por una dieta equilibrada y variada, con énfasis en alimentos frescos y mínimamente procesados.
- Evita saltarte comidas, ya que los niveles bajos de glucosa pueden desencadenar cambios de humor.
- Mantente hidratado, ya que la deshidratación puede contribuir a la fatiga y la confusión mental.
Recuerda que tu alimentación no sólo impacta tu cuerpo, también es un aliado clave para mantener la estabilidad emocional y enfrentar mejor los retos diarios.
Fuente: Harvard Health Publishing