,

La microbiota intestinal, un ecosistema de billones de microorganismos que habitan en el tracto digestivo, no sólo influye en la digestión, también en la salud mental. Esta conexión, conocida como el eje intestino-cerebro, ha sido objeto de numerosos estudios que revelan cómo los microorganismos intestinales pueden afectar el estado de ánimo, la ansiedad y la depresión.

¿Cómo se comunican el intestino y el cerebro?

  1. Vía nerviosa. El nervio vago actúa como una autopista que conecta el intestino con el cerebro, transmitiendo señales en ambas direcciones.
  2. Producción de neurotransmisores. La microbiota intestinal produce sustancias como serotonina, dopamina y GABA, que son cruciales para la regulación del estado de ánimo. De hecho, se estima que hasta el 90% de la serotonina del cuerpo se produce en el intestino.
  3. Sistema inmunológico. Un intestino desequilibrado puede provocar inflamación crónica, que afecta negativamente al cerebro y está vinculada con trastornos mentales.
  4. Metabolitos microbiano. Algunos microorganismos producen ácidos grasos de cadena corta que tienen efectos antiinflamatorios y neuroprotectores.

Factores que dañan la microbiota

  • Dietas altas en azúcares y grasas saturadas.
  • Uso excesivo de antibióticos.
  • Estrés crónico y falta de sueño.

Conoce más: Dieta, fibra y prebióticos, ¿qué papel juegan para combatir la enfermedad inflamatoria intestinal?

Mejorando la salud intestinal para beneficiar la mente

  1. Consumo de probióticos. Alimentos como yogur, kéfir, chucrut y kimchi ayudan a equilibrar la microbiota.
  2. Dieta rica en fibra. Frutas, verduras y cereales integrales son esenciales para alimentar bacterias beneficiosas.
  3. Prebióticos. Ingredientes como el ajo, la cebolla y los plátanos promueven el crecimiento de microorganismos saludables.
  4. Evitar el estrés. Prácticas como el yoga y la meditación benefician tanto al intestino como al cerebro.

La relación entre la microbiota y la salud mental es un ejemplo claro de cómo lo que sucede en el intestino afecta directamente al cerebro. Recuerda que cuidar la alimentación y el estilo de vida no sólo mejora el bienestar físico, también el emocional.

 

Fuente: National Institute of Health